sábado, agosto 13, 2005

Discurso sin fin.

El que no ha llegado, mándese cambiar o ingrese al salón inmediatamente.
No espere que por llegar atrasado todos le miren el trajecito o el nuevo corte para la ocasión; traiga consigo una excusa inventada, porque no creo en la realidad. No creo que estén todos presentes ni pendientes. No creo ni siquiera en mi palabra. Ni creo querer seguir hablando.

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