miércoles, mayo 16, 2012

Los inútiles momentos

El animal se acostumbra al trabajo en equipo
aunque nace solo y muere igual, su vida entera gira
alrededor de otros animales.


Los lame, a veces. Los llama, los extraña.
Sus temores son mayúsculos
las noches de poca luna
y en temporadas de silencio, 
cree haber perdido el habla.


El animal se interpone en su propio desarrollo.


Muere con la ilusión de haber vivido bien, 
contando los buenos y malos momentos
riendo de buena gana, cuando no debería hacer más
que lamentarse por su vana vida.

Esa noche olvidé los colores

Como habrá sido esa noche
en que decidí que todo era fácil, 
que podía tomarme las preocupaciones
acompañadas de vino y risas.


Ensuciarme las manos era requisito
para poder tender un cigarro
prestado
a una niña en la mesa del lado.


Y cantar con voz de viejo
canciones viejas con gárgaras viejas
que pareciese que no se han cantado nunca
ni se acabarán.


Cómo habrá terminado esa noche
para los amigos del bar, para los alambres,
para los vasos plásticos en las escalas, 
para las insólitas y antiguas preocupaciones
que dejé olvidadas.

El abismo sospecha de las causas



El abismo sospecha de las causas
y de sí mismo.


Esa vez caminé y me deshice en disculpas,
frente al quiosco de diarios
del centro.


La vi sigilosa esperando a alguien
mientras sus piernas también esperaban
al viento de otros tiempos.



No me puedo quedar tranquilo
acá, tan lejos del recuerdo, si parece
que me fuera a aplastar.


El penoso abismo se disfraza a veces
de sombras y de silencios
y de comisuras húmedas
en labios tensos.

Iluminaciones de Mayo

Un hombre describe su muerte
en el banco de una plaza;
si tú supieras su nombre

si tú supieras los nombres
de las víctimas.


Urriola es un mundo imposible
de esos que te ayudan a despertar
inundando con sus lamentos 
las óseas sinfonías del terror.


¿Cuáles fueron esas leyes
de las que tanto hablas
y que se olvidaron?



lunes, mayo 07, 2012

El baile de todos

Caminar barrios inocentes al amanecer, esculpir
las cortinas aún cerradas de la memoria.


Una vez y otra más. La mueca ciega ganó la batalla.

Mira cómo se agrupan los colores

en torno a tu figura,
mira cuántos arrepentidos eligen
sus castigos,
desnúdate y olvida

los mapas gastados.