miércoles, enero 27, 2010

El único lugar

Fue el sueño el único lugar que te faltó por conquistar
invitada a veces con ropas que te quedaban grandes
se olvidaban de tu nombre, siempre te observé
llorar pasar bailar pasar conversar pasar caer.
No estabas en tu hogar.
Quise desnudarte tantas veces y caías desfallecida;
no aguantaste ni una mirada casual, una caricia.
Desperté con tu mano entre las mías
cubrías tu rostro como siempre.
Tu respiración segura explicaba
que era yo el que dormía (y soñaba) en tus dominios.

Manifiesto

Provoquemos el incendio
de nuestra memoria
- nada bueno puede salir de ahí
carne putrefacta
alimento del mediocre -

Subamos con nuestra desnudez
a las alas
del avioncito de papel.

Hundamos la sangre
ahoguemos los llantos.

Viajar encumbrados
borrachos de sueños viejos
de machacar la oscuridad.

Mezquinos, espectadores
montemos después
de morir las veces necesarias
al avioncito de papel.

Colguemos de las nubes,
nos vemos a la bajada.

Compañeros de viaje

Explosión lúcida
de miembros lúdicos
arpones de poesía
colgando de nuestras carnes
desgarradas.

Que sea noche en la noche
y olvidadiza:
que sea cascada vehemente,
la escalera de caracol
sin último peldaño.

La razón al servicio
del martillo surreal,
elogio del peligro
decisión ante el abismo.

De la mano del misterio
ahuyentado varias veces,
el reflejo en la marea
muestra rocas de acantilado.

Estudio de lo casual

Hay segundos que duran
minutos,
hay minutos que duran
horas,
hay horas que duran
semanas,
hay semanas que duran
meses,
hay meses que duran
años,
hay años que duran
siglos invisibles,
hay momentos que duran
tan poco,
hay caricias que duran
toda la vida.

Cuando supe

Cuando supe que ya no
que no sentías tibias las manos
- o al menos un rubor
teñía tus miradas -

al oírme decir
lo que más sé decir:
todo se acabó,
no quedó espacio
para el nosotros.

jueves, enero 21, 2010

Sin verte

Sin verte ni las sombras
ni la sonrisa ni la lágrima
que desnuda tu real color
ni el brillo vacío de tus ojos
tristes, siempre tristes
ni siquiera en alguna foto
- ya no las encuentro -
Sin verte, sé que estás aquí
a mi lado esperando el día
que se caiga una parte
del cielo y me despierte.

Miedo a lo lejos

Llamo a la más lejana
del tiempo negro
de las mujeres sin edad;

Llamo a quién me amó
sin colgarse de nada
se hizo de golpe mujer
y volvió a la tierra misma
del principio
a amar.

Amo con miedo a amar
y a quién ya olvidó cómo,
grito al túnel a la única luz
que desarma los trazos del dibujo.

Desespero los cabellos
enredados aún en los recuerdos;
aúllan y sangran
las que fuesen sus palabras

desde aquí, lejos en el tiempo:
sólo sollozos.

Ilustrador, tiempo completo

Arrincona la mano, joven
que el mundo está boca arriba;
Quita el despecho, hombre
mientras cierro las cortinas.

La conciencia se aniquila
- el abismo de las masas -
vuelve el techo a ser sombrilla
en las noches se descansa.

Se lamentan todas las muertes
menos esa que es la nuestra;
las hormigas se sorprenden
disparando sus metrallas.

Vuélvete fatal,
intenta ser feliz,
que a esta mesa coja
aún le queda por sufrir.

miércoles, enero 06, 2010

El nuevo

Es la misma cara
a la que ayer
dí la espalda

Es el mismo reto
al que ayer
no inflé más

Es el nuevo
que desde ayer
viene siendo

Es la última vez
que imagino
lo que vendrá.

¿Qué recuerdas?

O es tu risa olvidada
la que vuelve a sonar;
o es la imposible forma
de olvidarte y callar.

Un pasillo de supermercado
un silencio, un gato viejo:
un pasado.

O es el cuello adolorido
de tanto mirar;
o esa esquina de tu cuerpo
que no puedo encontrar.

Herencia de otros tiempos:
el vacío de las noches,
la nostalgia en colores.


O es un golpe necesario
para hacerme despertar;
o la vista fija en los zapatos
olvidando el caminar.

El frío en las manos, un beso
fino en vez del suspiro,
siempre el ceño fruncido.

O es la hora de la tarde,
el sol olvida bajar;
o es la última muchacha
que se quiere maquillar.

Adolorido y en vergüenza,
un café cargado, la hija
de un trabajo mal pagado.

O es la víspera del concierto
agarrado al pavimento;
o es tu vicio acostumbrado
asesino de alquitrán.

El punto de la diferencia,
el conteo sin final, las manos
jugando a dibujar.

O es el charco del reflejo
lo que me hace dormitar;
o es el beso, ojos tristes,
no te olvides
de dosificar.