lunes, noviembre 07, 2005

Hijo, morí

Una enredadera de corbata, un cielo de espejo y una extensa barrera de mentiras es lo que me diferencia de ti. Sólo las puertas que abrí y que nunca cerré por mi afán de correr. Y de recorrer los escritos que habían en las paredes. Copiarlos en mi frente, grabarlos en mi mano. Escucharlos de mí, reirme para ti. Animales salvajes ¿alguna vez domesticados? que no fueron de tu incumbencia, tanto como la decisión del color de tu mundo. Ahora te pregunto, a quién necesitas realmente. A quién amas, a quién odias. You should've heard what i'd seen. Y el mundo cambiaría, el resto sería lo que no es. Sin especulaciones ni vibraciones, el globo reventaría en tu cara cada vez. Manchas de ti por todos lados, restos de ti por ambos caminos. El correcto, el errado. Tú, animal sin color, nunca domesticado. Cuidador sin sabor, jamás envuelto en aire ni alguna vez mojado. Suelta la maldita cuerda, déjalo irse. Déjalo.

sábado, noviembre 05, 2005

Tantas lucas, tantas luces

El pájaro va subiendo... va llorando, esquivando las olas de su saber. No compra alas ni compra gentes pa volar sin mirar, pa jugar a lloriquear. El pájaro se está subiendo a la nube donde estoy, y si no voy, el pájaro va a caer. Dónde vas, dónde estas, pájaro impregnado en flores, dueño de cerros de colores. Convierte ese sueño en tierra, vuelve a nacer entre la arena. Pájaros de colores arrugan los papeles que te dan de comer, papeles sucios manoseados pegoteados. Tristezas de dejar el cielo para volver, tristezas de no poder ir a acariciar el sueño. Envolver, revolver y no volver a ser.