por las luces de la noche
y los tragos de más
en los bares mecánicos, marcados con mi nombre.
Una marca de guerra perdida
en los campos hoy transitados,
unas marcas de nacimiento, de olvido,
una herida abierta - al fondo se ve el mar-
Volveré a ser el viejo humillado
despertando en esquinas cubierto con kilos de ropa vieja
ayunando por costumbre, llanto fácil sobre el adoquín.
Desnudo por las noches, pateando las estrellas para dormir.
Una flor de fuego interrumpe los sueños
se toma mi cuerpo, entrelaza mis venas
hasta que el cielo completo se torna flor,
se hace el fuego y con él, la desilusión.
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