Se va la luna y deja sólo oscuridad
mordiendo las palabras colgadas del techo
tan lejos el cielo, tan lejos el sabor de la simulada
oscuridad. Disfraz de mujer. Disfraz de persona.
En la orilla, casi luz. Un casi no-existir
del terreno a tu alrededor.
¿No es esa la forma y el fondo, no es sino la única
manera de hacernos entender?
Vamos a cambiar el tiempo, a reflexionar por el día,
a renunciar a las noches vanas, a quemar los sueños,
a fulminar el paredón, quizás el último,
a teclear la vida y cavar buscando el pan.
Se va ya el Sol. Se va para siempre el Sol.
Nada queda sino una sombra
larga y un rumor.
En horas del artificio se muerden las manzanas
con las caras largas, con las manos tristes.
Brazos y piernas reptan cerro arriba en su búsqueda,
allanando el campo, grabando en las cáscaras
su reclamo histórico.
Cascada de imbéciles. Lloran y beben lo mismo,
cantan y recitan, cantan y creen que recitan.
Lloran en vano.
Hombre triste, hombre gris.
Hay días en la vida, tan leves... ¡Yo no sé!
jueves, noviembre 04, 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario