Imagina que hoy, a esta hora
emprendemos esa conversación
que siempre postergamos:
de la vida y de la muerte
de los árboles plantados
de las calles recorridas, del calor
acumulado. Imagínate que ahora
recorremos los caminos, tomados
de la mano, ojos fijos en el sol.
Vasos sucios en la mesa
hojas cigarros lápices repartidos
una opción siempre es la primera
miradas perdidas en el azar.
Vasos llenos, salud de otras noches
escondidos tras los autos
de pacífico esperar, una más
entre el millón de noches que
se acostumbraron a vernos pasar
tomados de la mano, acurrucados
en las costillas siempre heladas
y semi sangrantes, tomados de la mano
como quién dice, tomados
de la misma alma. Tantas noches
nos vieron pasar.
Imagina que ahora, noche lenta
de lectura absurda,
subimos al ascensor sin objeto
y reímos hasta quedar exhaustos.
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