El día invisible vuelve a su inicio
no se puede decir el nombre del viento,
ni del tiempo, ni siquiera de las ramas
secas que rasguñan tus brazos desnudos
mientras corres subiendo el cerro; no se puede
olvidar la tarde de la primera lluvia,
que es la misma tarde de la primera sonrisa
y del primer llanto y del primer muerto.
El día invisible vuelve a su inicio
nada de lo que se diga hoy será recordado.
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