Lo que queda son los muertos
las respiraciones son inútiles
los cajones son para siempre
engorrosa es la esperanza.
Lo que queda es el recuerdo
de los finales de las noches,
apagados en lo ausente
los sueños simples de matanzas.
Lo que queda son las risas
y los surcos en las manos,
maquinando en perpetua procesión
hilando frases de costado.
Lo que queda es lo imaginado
la ventana que da al patio del caos,
accidentes al alba, gritos frágiles
desnudando los camastros.
Lo que queda son mentiras
horas por cumplir, sillas vacías
llamados poéticos al aire
ceños fruncidos que aguantar.
Lo que queda es uno mismo
sin peso y con apenas carne
muerto de hambre de años
rugosas manos, lector de abismo.
Lo que queda es la única muerte
no los vivos ni los dolientes
ni siquiera la carroza que se deshace
con el cariño de las floristas
lo que queda es sólo la vista
ahogada en perdones mala clase
la única muerte escondida
partitura de las noches vacías
en que las sombras son compañía
y del temor a vivir nace la vida.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario