Tenía tanto frío esa tarde
- y eso que había un sol
de mil demonios -
que tuve que abrocharme
entero
las comisuras de los labios
incluidas
y no pude decir
lo que iba a decir
por eso mismo estoy acá
para repetirme
frente al espejo
el discurso que tengo preparado
hace más de 20 años
y que no he tenido la opción
de presentar:
Señoras y señores,
hace tanto frío
que se me caen las palabras
entre los dientes.
Será el frío, pienso y les comento
a ustedes por si sufren
de algún mal similar.
Se me caen las
palabras.
No tengo nada más para decir
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