Explosión lúcida
de miembros lúdicos
arpones de poesía
colgando de nuestras carnes
desgarradas.
Que sea noche en la noche
y olvidadiza:
que sea cascada vehemente,
la escalera de caracol
sin último peldaño.
La razón al servicio
del martillo surreal,
elogio del peligro
decisión ante el abismo.
De la mano del misterio
ahuyentado varias veces,
el reflejo en la marea
muestra rocas de acantilado.
miércoles, enero 27, 2010
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