Ya no nos mira la ventana bélica
que hizo de la noche su morada,
muy elegante la fiesta, se acaba la luz
y a la hora del sol se dar por terminada
Ya no nos mira el caminante borracho
hablaba del castillo, de las sombras
insurgentes, asustado hablaba de placeres
y de un torbellino invisible en su alfombra
Ya no nos mira la triste subida de costumbre
igual al sueño de la peste y los peldaños,
olvidadas entre las últimas paladas de tierra
quedan las modernas simplezas de antaño.
El sueño fue este: no dejar espacio
para desatar el nudo,
no olvidar el sabor del silencio,
no dejarnos las cosas en su sitio.
La realidad fue esta: inventarnos
e inventarnos de nuevo
un sueño.
domingo, julio 04, 2010
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