Nublada la tarde en pleno septiembre
penoso espectáculo angustia de lluvia
fijó su vista en el cielo agrietado
encontró un hilo de buen manejar.
La mano oculta bajo el chaleco
gorro bufanda en el piso un paragua
bailaba el carrete con truenos azules
unas chiquillas también lo miraban.
Le dolió el cuello de tanto seguir
por el cielo sus sueños tapizados
a lo que su bello brazo extraviado
descendió 10 metros más allá.
La mejor intención pero se rompió.
Vergüenza. Rabia. Pena y vergüenza.
Llegó a casa y quiso soñarlo
de a poco ese brazo se hizo un invento,
tibio a su lado viajaron en globo
bailaron en Viena y su voz cortada
dijo te amo en cuatro ocasiones.
Noche y luna sin zapatos.
Noche y ojos despiertos
de tanto tenerlo se lo quitaron.
Mañana siguiente y el sol
no volvió a verlo jamás,
al olvido. Le bastó soñarlo.
Ciertas tardes el amor
pasa desapercibido.
miércoles, agosto 13, 2008
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