Es un gato, sólo un gato. Le falta un ojo y nació sin cola, pero es un gato. Pasa las tardes de techo en techo, filosofando, mirando media realidad, como conformándose.
Siempre creí que la personalidad de los gatos y los perros estaba en su cola, su forma de expresar las emociones. Yo sonrío, el perro bate su cola; yo arqueo mis cejas y estiro mis dedos, un gato tersa su cola. No este gato. Quizás por eso me causa escalofríos.
O es eso, o es que solamente lee las noticias de política.
miércoles, julio 30, 2008
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