miércoles, octubre 29, 2014

Leve

Admiré el calor que emanaba desde su brazo, mientras hablaba sin mirarme sobre cosas que no quería realmente escuchar. Su brazo me provocaba. No era un calor visible, pero recordaba a un día de sol, recostado sobre el pasto mirando las pequeñas piedras que rodeaban la piscina, esperando que uno posara sobre ellas un pie desnudo y lo quitara en pocos segundos, irremediable instinto al calor. Quizás eso era lo que su brazo me provocaba, unos deseos agónicos de un leve roce y luego el éxtasis, el terror.

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