Confieso que estoy enfermo
de tardes largas y bellos fríos
de mentira tras mentira e inocentes viajes
al pasado reciente
confieso que el vapor del té
me hace llorar en las mañanas
confieso que sigo enfermo
que dejo fragmentos por donde paso
enfermo de hombre vivo
de luz y oscuridad
hereje en un mundo de fieles
maravillado permanente
enfermo de tu ausencia
y del coqueto reflejo
(lo veo ahí, donde no hay espejo
lo veo, me sonríe)
enfermo de tinieblas ruidosas
y de incendios en mis sueños.
Confieso que todo esto
es una máscara hecha a la medida
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