miércoles, mayo 16, 2012

Esa noche olvidé los colores

Como habrá sido esa noche
en que decidí que todo era fácil, 
que podía tomarme las preocupaciones
acompañadas de vino y risas.


Ensuciarme las manos era requisito
para poder tender un cigarro
prestado
a una niña en la mesa del lado.


Y cantar con voz de viejo
canciones viejas con gárgaras viejas
que pareciese que no se han cantado nunca
ni se acabarán.


Cómo habrá terminado esa noche
para los amigos del bar, para los alambres,
para los vasos plásticos en las escalas, 
para las insólitas y antiguas preocupaciones
que dejé olvidadas.

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