Sus ojos vieron un fuego
lejos, muy lejos
en su mano pesan los dolores
de su familia con frío.
¿Qué hacer? Resistir
el sablazo de la historia.
el de la escalinata, de camino abandonado,
de la escuela grande, del patio de atrás,
de los cuarteles parpadeantes de neón,
de los furgones recorriendo las poblaciones,
el sablazo mismo que inquietó las nubes
que no dejó descansar a Chile de sus muertos
que levantó el polvo e hirió al obrero.
El sablazo mismo de la historia,
que se retira con vergüenza
a sus sillones podridos
a sus oficinas tapizadas
de almas.
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