Es la noche quien nos recuerdacubriendo nuestros rostros del frío:
el mundo entero en la punta de tu nariz.
Inútil, paseo mis manos por las tuyas
y los zapatos se gastan llorosos
en el ir y venir.
Asqueado, el nocturno invade
nuestro diálogo cotidiano
esperando hallarse entre las miradas
y las sonrisas.
Inútil, guardo mi silencio en una bolsita
y espero que el frágil deseo
se refleje en mis ojos.
Ojalá lo veas, pienso.
ojalá estudies mis pasos y renuncies
a las frases hechas,
ojalá palpes los muros del laberinto,
ojalá lo sepas antes que yo.