Tanto silencio y tu enojo inútil
hace que este viaje se nos haga más largo
que el brillo usual se esconda entre suspiros
quebradizos y arropados en tus bolsillos.
Me estás entendiendo mal.
No quise maltratar las palabras
ni olvidar el nombre secreto que inventé para ti
no juzgarte por las lágrimas derramadas
no alborotar tus planes amontonados en el velador.
Hoy es nuestro día de mala suerte.
Acabémoslo ahora, en este balcón ilustrado
mientras allá abajo corren las sombras
leen los remolinos de viento las hojas sueltas
y se olvidan los muertos de no cantar.
Me estás entendiendo todo mal.
Bebe lentamente, niña, el veneno y verás
que entre los pasajes recorridos y los besos
atrapados, te conté bellas mentiras
y construí nuestra vida sin días,
verás que el dolor de las amarras
se olvida antes del sol.
martes, octubre 04, 2011
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